La isla de Eivissa está sufriendo las consecuencias de dos temporales devastadores que han dejado a su paso un rastro de destrucción y pérdidas económicas que se estiman en casi 29 millones de euros. Sí, has leído bien. Este es el precio que tenemos que pagar por la furia del tiempo. Las infraestructuras han quedado afectadas, y lo que podría haber sido una temporada tranquila se ha convertido en un verdadero quebradero de cabeza para muchos.
Un panorama desolador
A medida que avanzamos en noviembre, las noticias no cesan. La gente habla de cómo sus negocios han sido arrasados; pescadores, restauradores y comerciantes están al borde del colapso. Y mientras tanto, ¿qué hace la administración? Se escuchan rumores sobre recortes en ayudas fundamentales para la lengua y cultura locales, algo que deja a muchos con un sabor amargo en la boca. ¿Es esto lo que queremos?
Además, no podemos ignorar otras situaciones preocupantes como el accidente mortal ocurrido en Alcúdia. Un choque frontal entre dos vehículos ha dejado a una persona sin vida y cuatro heridos, sumando más tristeza a una comunidad ya golpeada por el desastre natural.
Y así, entre decisiones políticas cuestionables y tragedias humanas, nos encontramos reflexionando sobre el futuro. En medio del caos, hay historias de resiliencia, pero también una necesidad urgente de unir fuerzas para reconstruir nuestra querida isla.

