El ambiente en Inca estaba cargado de energía y alegría, con centenares de personas paseando por las calles durante el Dijous Bo. Este evento, que atrae a locales y turistas por igual, se ha convertido en una celebración clave del calendario balear. No hay nada como ver cómo la comunidad se une para disfrutar de las tradiciones mientras saborean la gastronomía local y compran productos artesanales.
Un evento que no deja indiferente
Sin embargo, mientras todos disfrutaban, hay un trasfondo que no podemos ignorar. Casi el 60% de los hoteles en las Islas Baleares ya han comenzado a ajustar las cargas de trabajo para sus cambreras, algo que genera inquietud entre quienes trabajan en este sector. Es difícil no preguntarse si estas decisiones están pensadas realmente para mejorar las condiciones laborales o simplemente son un parche más en lugar de una solución real.
Además, el Gobierno está tomando medidas ante la amenaza de gripe aviar. En medio del bullicio festivo, estas noticias nos recuerdan lo frágiles que son nuestras rutinas cotidianas. Y como si eso fuera poco, también hemos escuchado sobre rebaixas en los precios del tratamiento de residuos de construcción; algo que podría afectar a nuestros paisajes naturales.
Aina Blanco es otra voz importante en este contexto: “A la hora de estudiar me decían que no llegaría a Selectividad”, comparte su experiencia sobre la dislexia y cómo ha logrado superar obstáculos. Mientras tanto, algunos vecinos critican que el mercado navideño no contará con música este año para “minimizar su impacto”. ¿Qué significa eso para nuestra cultura?
En definitiva, el Dijous Bo no solo es una fiesta; es un reflejo de todo lo que ocurre a nuestro alrededor: desde celebraciones hasta desafíos sociales. Así es la vida aquí: vibrante pero compleja.

