En el corazón de la Feixina, un grupo de vecinos ha levantado la voz para expresar su preocupación sobre el próximo mercadillo navideño. ¿Y qué proponen? Que se lleve a cabo sin música, todo para «minimizar» lo que ellos consideran un impacto negativo en la comunidad. Una decisión que no deja a nadie indiferente.
El eco de las voces vecinales
Muchos en el barrio sienten que esta medida es una forma de quitarle vida a una celebración que debería ser alegre y vibrante. ¿Dónde queda la esencia navideña? La música siempre ha sido parte fundamental de estas festividades y ahora, parece que quieren tirarlo todo a la basura por el mero hecho de evitar molestias. Guillem Mudoy, uno de los vecinos más vocales en este asunto, menciona: «Tener ecoansietat és normal, fins i tot és un símptoma de salut», pero también añade que eso no debería llevarnos a silenciar nuestras tradiciones.
A medida que se acercan las fiestas, los habitantes del barrio esperan que se reconsidere esta decisión. No se trata solo de una cuestión musical; es acerca de mantener viva la cultura y los momentos compartidos entre amigos y familia en estos días tan especiales.

