En el vibrante Gran Premio de Brasil, la atención se centró no solo en la impresionante actuación de Max Verstappen, sino también en un detalle que no ha pasado desapercibido: su nuevo motor Honda. Red Bull decidió cambiar su unidad de potencia, no porque estuviera al límite de kilómetros, sino por pura estrategia y rendimiento. Esto ha dejado a los de McLaren con una serie de interrogantes que merecen ser analizados.
La sombra del presupuesto acecha
Andrea Stella, jefe del equipo McLaren, expresó sus inquietudes tras la carrera. Se preguntó si este cambio contaría como un extra dentro del presupuesto para 2025, algo que podría traer consecuencias más adelante. En un año donde el límite presupuestario es de 165 millones (y subirá a 215 millones para 2026), cada decisión cuenta.
A medida que se desarrollaba la carrera, quedó claro que Verstappen estaba utilizando su nuevo motor a su favor. Sin embargo, Stella fue contundente: “Normalmente no cambiaríamos el motor si eso implica penalizaciones o perder posiciones. El rendimiento ganado no siempre compensa lo perdido”, explicó con cierta frustración. Para él, es crucial entender cómo afecta esto al reglamento y las finanzas del equipo.
La situación plantea una pregunta evidente: ¿Debería ese motor nuevo contar dentro del límite? Andrea no tenía respuesta clara: “No puedo ver los números desde aquí; todo está en manos de Red Bull”. Al final del día, esta situación pone sobre la mesa el dilema entre innovación y regulación. ¿Estamos ante una nueva táctica arriesgada que tira por la borda las normas establecidas? Solo el tiempo lo dirá.

