En un mundo donde las redes sociales se han convertido en el centro de nuestras vidas, es inquietante descubrir que Meta, la empresa madre de Facebook, Instagram y WhatsApp, está cosechando millones gracias a estafas publicitarias que inundan sus plataformas. ¿Cómo es posible que un gigante tecnológico como este no solo permita sino que se beneficie de anuncios fraudulentos? La respuesta está en unos documentos internos revelados por Reuters que dejan claro que alrededor del 10 % de los ingresos publicitarios de Meta para 2024 —¡sí, hablamos de unos 16.000 millones de dólares!— provendrían de este tipo de contenidos engañosos.
La avalancha fraudulenta y la falta de acción
No es un secreto que Mark Zuckerberg ha estado bajo fuego por sus decisiones cuestionables relacionadas con la privacidad y la publicidad. Sin embargo, lo que ha salido a la luz ahora es aún más preocupante. Según estos informes, Meta ha sido incapaz durante al menos tres años de identificar y detener una marea imparable de anuncios peligrosos. Desde inversiones falsas hasta productos sanitarios no aprobados o casinos online ilegales: todos ellos pasan por su filtro con una alarmante facilidad.
Imagina esto: 15.000 millones de anuncios sospechosos al día. Una cifra escalofriante si consideramos cómo su sistema personalizado promueve cada vez más contenido del mismo tipo a los usuarios que interactúan con estos fraudes. Y aquí viene lo peor: mientras muchos anuncios permanecen activos durante semanas porque Meta solo actúa cuando tiene un 95 % de certeza sobre su fraude, el sistema penaliza a esos anunciantes sospechosos con tarifas más altas en lugar de retirarlos inmediatamente.
A pesar del escándalo desatado, Andy Stone, portavoz de Meta, intenta minimizar el impacto afirmando que no existe un beneficio deliberado derivado de anuncios ilegales. Asegura también que esa estimación del 10 % era “demasiado amplia”, aunque no proporciona cifras concretas para respaldar su defensa.
No podemos dejar pasar esto por alto. Aunque Meta asegura estar combatiendo el fraude con firmeza —eliminando supuestamente más de 134 millones de anuncios estafadores en 2025— la realidad es otra: un tercio de las estafas digitales exitosas en Estados Unidos están vinculadas a sus plataformas. Las suplantaciones empresariales y ofertas engañosas siguen siendo moneda corriente entre los anunciantes poco escrupulosos.
Nuestras redes deben ser espacios seguros y confiables; sin embargo, parece que para algunos gigantes tecnológicos como Meta, el lucro rápido pesa más que nuestra seguridad como usuarios. Es hora ya de exigir cuentas y poner fin a esta situación inadmisible.

