En el corazón de Son Gual, la oscuridad vuelve a ser la protagonista. Los vecinos, cansados y frustrados, alzan su voz en un grito desesperado por atención. El Ajuntament de Palma parece haber olvidado esta zona residencial, donde se levantan viviendas de protección oficial junto a chalets que no tienen los servicios básicos que merecen. A medida que avanza la legislatura, el abandono se siente más palpable y las carencias se han convertido en una amenaza para quienes allí viven.
Una comunidad a oscuras
Desde mayo, los problemas de iluminación son parte del día a día. La calle Vallgornera, una de las más transitadas, queda sumida en la penumbra cuando cae el sol. Con el cambio al horario de invierno, este problema se agrava aún más. Las farolas apenas iluminan gracias a la luz que emiten algunas viviendas; las del propio tramo están apagadas por completo. Esto no solo pone en riesgo a los adultos que deben transitar por ahí, sino también a los escolares que cada mañana se dirigen a la parada del autobús cercano.
Antonio Vázquez, presidente de la Asociación de Vecinos, lo tiene claro: «El alumbrado en Son Gual II es un desastre; hay muchas zonas donde no funciona». Además de este tema urgente, hay otro que ya ha pasado a ser casi una broma amarga entre los residentes: otro año más sin luces navideñas. ¿Cómo esperan iluminar nuestras fiestas si ni siquiera las farolas están operativas?, reflexionan resignados.
Aproximadamente mil personas viven en estos dos núcleos principales: Son Gual I y II. Mientras el primero tiene un perfil más urbanizado, el segundo acoge promociones y viviendas unifamiliares junto con un colectivo vecinal fuerte que lleva años pidiendo ser escuchado por Cort. Sin embargo, hasta ahora sus demandas parecen caer en saco roto.

