El viernes 7 de noviembre fue el día elegido por Rosalía para sorprendernos con su cuarto álbum, titulado ‘Lux’. Desde su primer acorde hasta la última nota, este disco es un viaje sonoro donde la artista catalana explora las fronteras entre lo terrenal y lo espiritual. Comenzamos con ‘Sexo, Violencia y Llantas’, donde un piano clásico plantea preguntas profundas: «¿Quién pudiera vivir entre los dos?». La mezcla de estos dos mundos se siente como una danza constante a lo largo del álbum.
Canciones que cuentan historias
En ‘Reliquia’, pasamos de las teclas al sonido envolvente de cuerdas orquestales. Rosalía reflexiona sobre sus pérdidas y sus viajes, ofreciendo una mirada honesta sobre su vida. “No soy una santa pero estoy blessed”, dice con humildad y fuerza.
No podemos dejar de mencionar ‘Divinize’, su regreso al catalán tras seis años, donde una guitarra vibrante marca el ritmo. Con versos en inglés y un estribillo poderoso, nos invita a ver más allá: «A través de mi cuerpo puedes ver la luz».
‘Porcelana’ inicia con delicadeza, evocando imágenes luminosas que pronto se tornan oscuras. Aquí aparece una voz misteriosa que podría recordar a Travis Scott o Frank Ocean, mientras ella se declara «la diva del tigueraje».
‘Mio Cristo’ resuena en italiano y muestra la entrega emocional de Rosalía hacia su fe; “Mio Cristo piange diamantes” revela esa conexión profunda. En ‘Berghain’, escuchamos una entrada poderosa que nos atrapa desde el primer segundo; aquí Björk aparece como una divinidad salvadora en medio del caos.
La colaboración en ‘La perla’ ofrece un toque fresco con Yahritza y su Esencia, llenando la canción de referencias sutiles sobre amores pasados y relaciones complejas. Y si hablamos de flamenco, no podemos olvidar cómo entra en juego con ‘Mundo nuevo’, buscando siempre más verdad.
A medida que avanzamos por el álbum, encontramos piezas cortas pero intensas como ‘De madrugá’, donde la atmósfera flamenca sigue viva gracias a El Guincho. Por otro lado, en ‘Dios es un stalker’, juega hábilmente con ritmos jazzísticos mientras explora el deseo desde un lugar casi divino.
Y así llegamos a ‘La yugular’, cargada de dolor e introspección; incorpora versos en árabe, mencionando incluso a Dios en caló. Con cada giro musical como en ‘Focu ‘ranni’, descubrimos a una Rosalía libre y decidida.
‘Sauvignon blanc’ destaca por su belleza minimalista: “no quiero perlas ni caviar”, solo amor divino; mientras que ‘Jeanne’ rinde homenaje a Juana de Arco fusionando idiomas sin perder esencia. Finalmente, cerramos con ‘Magnolias’, donde parece haber un final abierto para continuar ese viaje eterno.

