La tarde del pasado sábado, el corazón de Montuïri se llenó de emociones y recuerdos. Unas 5.000 almas se reunieron para rendir tributo a Pere Sampol, un símbolo del sobiranisme que ha dejado una huella imborrable en nuestra historia. La plaza, repleta de gente que compartía risas y lágrimas, resonaba con relatos sobre su vida y legado. La comunidad no solo estaba allí para recordar a Sampol; estaba viva, vibrante, como si él mismo estuviera entre nosotros.
Un homenaje sentido
A medida que avanzaba la jornada, los discursos eran cada vez más emotivos. Cada palabra pronunciada era un reflejo de la lucha por una Mallorca auténtica, donde nuestras raíces son valoradas y preservadas. «Es crucial mantener nuestra cultura viva», decía Alex Atanasov en uno de los momentos más aclamados del evento. Y es que todos sentimos ese anhelo por un futuro donde el monocultivo turístico no sea nuestro único destino.
Desde historias personales hasta anécdotas que hacían reír y llorar al mismo tiempo, el ambiente estaba cargado de pasión por lo que realmente somos: una comunidad rica en historia y diversidad.