El aire se siente tenso en Venezuela. Este domingo, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, no ha tenido reparos en alzar la voz contra lo que él considera una amenaza inminente. En un mensaje directo a los gobiernos de Guyana y Trinidad y Tobago, les ha advertido que si sus territorios son utilizados para atacarlos, recibirán «una respuesta en legítima defensa». La situación se complica aún más cuando asegura que estos países están jugando a favor de Estados Unidos.
Una escalada peligrosa
Padrino fue contundente: «No se equivoquen». Esas palabras resonaron con fuerza mientras afirmaba que Caracas está comprometida con la defensa del derecho internacional y la autodeterminación de los pueblos. Además, denunció un aumento alarmante de vuelos estadounidenses sobre el espacio aéreo venezolano, describiéndolos como provocativos y con un claro objetivo: encender la mecha de un conflicto que ni Venezuela ni sus vecinos desean.
Con cuatro buques de guerra estadounidenses navegando por el Caribe, las tensiones han llegado a un punto crítico. La semana pasada, incluso hubo bombardeos sobre lo que se decía era una narcolancha, resultando en once vidas perdidas. Esto no es solo una cuestión interna; el ministro de Exteriores cubano también ha intervenido, calificando estas acciones como violaciones del Derecho Internacional y una seria amenaza para la paz regional.
En medio de todo esto, Yván Gil, su homólogo venezolano, agradeció públicamente a Cuba por su apoyo incondicional. «Su solidaridad es invaluable en estos momentos», afirmó con sinceridad. En tiempos donde las palabras pesan tanto como los actos, queda claro que América Latina está bajo la mirada atenta del mundo y la comunidad tiene mucho que decir al respecto.