La Sala XX, famosa por su impresionante cúpula diseñada por el artista mallorquín Miquel Barceló, cerrará sus puertas a partir de este lunes y no las volverá a abrir hasta dentro de dos años. Este cierre es necesario para llevar a cabo una serie de obras de remodelación en el edificio que alberga la sede europea de la ONU en Ginebra. Aunque la obra maestra de Barceló no sufrirá cambios, será aislada para protegerla durante los trabajos.
Un tesoro cultural bajo amenaza
Desde su inauguración hace 17 años, la cúpula ha sido un lugar clave para quienes visitan el Palacio de las Naciones, convirtiéndose en un icono fotografiado por todos. Esta hermosa estructura, con sus estalactitas multicolores, recuerda al fondo marino y cautiva a cualquiera que ponga un pie en ella. Sin embargo, como nos cuenta Eric Oller, gestor del proyecto: «Es crucial que la obra artística permanezca intacta; queremos evitar cualquier daño irreparable».
A lo largo de estos dos años se llevarán a cabo pruebas para gestionar las vibraciones que podrían afectar a la cúpula. Oller asegura que se han realizado tests previos y se instalarán sensores para monitorear cualquier movimiento inusual durante las obras. «Queremos asegurarnos de que todo esté bajo control», añade con seriedad.
Las obras forman parte de un ambicioso programa destinado a renovar todo el Palacio de las Naciones, iniciado en 2017 y cuyo coste supera los 900 millones de euros. La arquitecta española Sylvia Miralles lidera un equipo multidisciplinario comprometido con mantener los estándares más altos mientras dan vida nueva a este importante patrimonio ginebrino.
Pese al cierre temporal, la influencia artística española seguirá presente en el corazón del edificio. La Sala XX ha acogido momentos históricos desde su creación, y aunque ahora se trasladarán algunas sesiones al Salón de Asambleas -más sobrio-, su esencia permanecerá intacta hasta que podamos disfrutar nuevamente del esplendor que ofrece esta sala única.

