La historia que hoy nos ocupa es una de esas que hace hervir la sangre. Hace dos años, en Palma, una red criminal decidió jugar con la vida de las personas utilizando un método ruinoso y despreciable: la extorsión. La Fiscalía ha levantado la voz y reclama un total de 120 años de prisión para once individuos que formaron parte de esta trama asquerosa.
Todo comenzó cuando algunos incautos se aventuraron a entrar en páginas web que ofrecían servicios sexuales. Bien porque eran curiosos o porque habían contratado el servicio, lo cierto es que posteriormente recibieron llamadas aterradoras. Les amenazaban con denuncias policiales o incluso palizas si no pagaban dinero. Un auténtico juego del miedo.
Amenazas y chantajes en serie
En el informe presentado por la Fiscalía se relatan hasta catorce episodios similares, donde las víctimas se enfrentaron a esta situación tan perturbadora. Mientras que siete decidieron ignorar las amenazas, bloqueando los números de teléfono como si nada, otros no tuvieron la misma suerte y cedieron al chantaje. Algunos llegaron a desembolsar cantidades escandalosas; uno incluso mandó 4.800 euros. ¿Qué clase de personas son capaces de hacer esto?
El principal acusado, junto con otro individuo aún fugado, era quien manejaba los números y orquestaba la extorsión desde detrás del telón. Los otros diez implicados tenían roles más secundarios: simplemente recibían el dinero en sus cuentas corrientes y luego lo sacaban en efectivo o hacían transferencias a los cabecillas del grupo. Curiosamente, algunos ya han encontrado refugio lejos de aquí, en lugares como Colombia o Nueva York.
No sólo enfrentan cargos por pertenencia a organización criminal; también se les atribuyen hasta catorce delitos diferentes relacionados con la extorsión, incluyendo siete intentos fallidos. Cada uno podría ver cómo su libertad se esfuma durante veinte años. Ayer se celebró una vista previa en el juzgado correspondiente, pero quedó suspendida mientras esperan fijar una nueva fecha.