La historia que hoy compartimos no es fácil de contar, pero nos toca hacerlo. Una mujer de 32 años, originaria de Sudamérica, ha sido arrestada por la Guardia Civil después de haber sustraído objetos valiosos a personas para las que trabajaba. ¿Lo más triste? Muchas de estas víctimas eran ancianos a quienes cuidaba con confianza.
Todo comenzó cuando una mujer, angustiada, denunció el robo en su hogar en Marratxí. Había perdido relojes, anillos y hasta cuberterías enteras. La investigación fue rápida; los agentes descubrieron que esta asistenta había estado vendiendo joyas en tiendas de compraventa de oro en Palma, ¡nada menos que 50 veces!
Una traición desgarradora
Imagina la escena: ella entraba en casas donde se le confiaba el cuidado de ancianos y, aprovechándose de esa confianza, terminó robando lo poco que tenían. En un caso impactante, logró hacerse con la llave de una caja fuerte mientras cuidaba a una mujer de 90 años. Esa confianza depositada se convirtió en un puñal para esas familias.
A pesar del daño causado, la Guardia Civil ha conseguido recuperar parte del botín: alrededor de 500 gramos de oro y casi 7 kilos de plata. Sin embargo, lo peor es que gran parte ya había sido fundido o vendido.
Esta situación nos deja reflexionando sobre la vulnerabilidad y la traición en aquellos espacios donde debería reinar el respeto y la empatía. La detención ha dejado al descubierto numerosos delitos relacionados con el robo y hurto en domicilios. Ahora es momento de estar alerta y cuidar unos de otros.