En la antesala del partido entre el Barcelona y el Valencia, que se jugará este domingo a las 21:00 horas, el entrenador Carlos Corberán no puede evitar recordar aquellos días oscuros de la pasada temporada. Un 7-1 en Liga y un 0-5 en Copa son heridas que aún duelen. «Fueron momentos complicados, pero también valoro cómo el equipo se levantó tras esos golpes», confesó en una reciente rueda de prensa.
Una situación atípica que afecta a los aficionados
Aunque todo el revuelo sobre la sede del partido ha sido un tema candente, Corberán prefiere concentrarse en lo que realmente importa: preparar a su equipo para enfrentarse al gigante catalán. Reconoce que esta designación del estadio es “una situación atípica” que debería ser revisada, porque al final los verdaderos afectados son los aficionados. «El club ha hecho un esfuerzo para llevar a 290 personas con nosotros, algo esencial para la moral del equipo», añadió.
Carlos es consciente de la fortaleza del Barça y sabe que deben dar lo mejor de sí mismos. Sin embargo, también enfatiza que este encuentro tiene un contexto diferente al de la temporada pasada. Las circunstancias han cambiado, desde la clasificación hasta las dinámicas internas del club. Y aunque le han preguntado si recuerda ese doloroso 7-1, él lo ve como parte de su aprendizaje como entrenador.
«Cada partido es un reto personal; siempre queremos defender nuestra camiseta con orgullo», concluyó Corberán mientras miraba hacia adelante, dejando atrás las pesadillas del pasado y enfocándose en construir un futuro más prometedor para su equipo.