La organización Caminando Fronteras ha lanzado un grito de alarma que no podemos ignorar. Nos dice que la ruta argeliana, esa que muchos eligen arriesgándose a lo desconocido, se ha convertido en un verdadero cementerio. Según sus informes, el número de muertos se ha duplicado en solo un año. Y lo más alarmante es que esta tragedia sigue siendo invisibilizada por las autoridades.
Un lamento silenciado
Imagina la desesperación de quienes cruzan esas aguas traicioneras, buscando una vida mejor. La Guardia Civil encontró recientemente restos óseos en la costa de Migjorn, en Formentera. Un recordatorio brutal de que detrás de cada número hay una historia truncada, un sueño perdido. Mientras tanto, parece que seguimos con nuestras vidas como si nada pasara.
No podemos permitir que esto siga así. Es hora de levantar la voz y exigir responsabilidad a quienes tienen el poder para cambiar esta situación. ¡Basta ya de mirar hacia otro lado! La vida humana debe ser nuestra prioridad, y es hora de hacer justicia por aquellos que han pagado el precio más alto por buscar una oportunidad.