La tarde del jueves, un momento que debería haber sido una tranquila jornada de navegación, se tornó en un episodio trágico para Cala d’Or. Un barco de recreo, navegando por esas aguas que suelen ser tan familiares para los veraneantes, avistó algo inquietante: un cuerpo sin vida, ya en avanzado estado de descomposición. La noticia corrió rápido y a las 13:30, el aviso llegó a los GEAS (Grupo Especial de Actividades Subacuáticas) de la Guardia Civil.
Un rescate doloroso
Los buzos no perdieron tiempo y se dirigieron al lugar señalado. Con determinación y el corazón pesado, empezaron su labor. Tras varias horas de inmersión y esfuerzo, finalmente, alrededor de las 19:45, lograron sacar el cuerpo del agua y trasladarlo hasta Cala Rajada. Allí, en el muelle, la espera se hizo tensa mientras llegaban el forense y el juez de guardia para realizar los trámites necesarios.
Una vez completadas todas las formalidades legales, la funeraria local se encargó del traslado del cadáver. Todo apunta a que este cuerpo podría pertenecer a un migrante. No es la primera vez que esta zona da cobijo a víctimas de los peligrosos trayectos en embarcaciones irregulares; este triste hallazgo nos recuerda las historias desgarradoras detrás de cada intento por alcanzar una vida mejor.