En una jornada marcada por la controversia, el Comité Técnico de Árbitros ha reconocido el error de Munuera Montero en el segundo gol del Barcelona ante el Mallorca. El tanto, anotado por Ferran Torres, debería haberse anulado tras un balonazo en la cabeza de Antonio Raíllo, que quedó tendido en el suelo justo antes del golpe decisivo.
Una decisión que no se entiende
El propio Comité ha sido claro: «Ante un golpe en la cabeza, lo primero es atender al jugador». Marta Frías, portavoz del CTA, repasó las jugadas polémicas y explicó con firmeza que el árbitro debió detener el juego inmediatamente para garantizar la seguridad de Raíllo. Sin embargo, Munuera decidió dejar continuar la jugada y eso generó una sensación de injusticia palpable entre los aficionados y jugadores del Mallorca.
Jagoba Arrasate, entrenador del equipo balear, no pudo ocultar su frustración en la rueda de prensa posterior al partido. «Nos dijeron que si hay un golpe en la cabeza se para el juego. Todos pensamos que había pitado porque él mismo se llevaba el silbato a la boca», lamentó. Para colmo, Morlanes recibió una amarilla por protestar y poco después vio otra tarjeta roja. La situación era insostenible.
Raíllo también expresó su indignación: «El protocolo dice que si te das un golpe en la cabeza y caes hay que parar. Pasaron diez segundos y no podía levantarme». Lo cierto es que este episodio refleja una vez más las contradicciones en las decisiones arbitrales y pone sobre la mesa una pregunta inquietante: ¿por qué se ignoran los protocolos establecidos?