En un mundo donde la justicia a menudo se queda en un rincón, Rosa Estaràs ha decidido no mirar hacia otro lado. La política puede ser un terreno peligroso, sobre todo cuando se trata de voces valientes como la de Victoire Ingabire, una opositora ruandesa que está siendo objeto de una brutal persecución. Estaràs, con su voz firme y decidida, ha denunciado esta injusticia que nos afecta a todos.
Un grito por la libertad
Aquí estamos, en nuestras islas Baleares, y mientras disfrutamos de nuestra vida cotidiana, hay quienes luchan por algo tan fundamental como el derecho a expresarse sin miedo. En este sentido, las palabras de Estaràs resuenan con fuerza: “No podemos permitir que esta situación continúe”. Es un recordatorio claro de que la lucha por los derechos humanos no es solo una cuestión lejana; está más cerca de lo que pensamos.
A medida que avanzamos en nuestro día a día entre preocupaciones locales –como el boicot escolar o las tormentas en Mallorca– es vital no olvidar que hay personas enfrentándose a sistemas opresores. La historia de Victoire Ingabire debe ser escuchada y apoyada. Es hora de unirnos y exigir justicia para aquellos cuyos gritos son ahogados por el silencio del poder.