La mañana del 10 de septiembre de 2025 fue todo un espectáculo en Santa Cruz, Murcia. La tensión flotaba en el aire mientras Samuel Vázquez, portavoz nacional de Vox en asuntos de inmigración, se enfrentaba a Víctor Egío, secretario de comunicación de Podemos. Todo esto sucedía justo frente al centro de acogida para menores no acompañados, donde la Guardia Civil había montado un fuerte dispositivo de seguridad. ¿Y por qué tanto revuelo? Porque Vox había decidido convocar un acto que previamente había sido prohibido por la Delegación del Gobierno.
Un choque entre ideologías
Desde primera hora, los accesos al centro estaban bloqueados por agentes que controlaban la situación. José Ángel Antelo, presidente provincial de Vox, llegó acompañado por varios concejales y diputados regionales dispuestos a hacer ruido. Y claro, no tardaron en llegar también los simpatizantes de Podemos encabezados por Egío. El ambiente se tornó explosivo cuando comenzaron a intercambiar gritos: desde el lado de Podemos se escuchaban acusaciones contra el fascismo y el racismo. Pero Vázquez no se quedó callado; les llamó «idiotas» y terminó increpando al grupo, lo que obligó a la Guardia Civil a intervenir para separarlos.
En medio del caos, Antelo reafirmó su intención de cerrar el centro durante este mes como parte del acuerdo con el PP para aprobar los presupuestos regionales. Su mensaje era claro: devolver a estos menores a sus países. Pero Egío le respondió con dureza: «Vox no tiene otro programa más allá que extender el odio». Según él, ni un solo vecino se acercó a respaldar esa convocatoria porque los menores nunca han causado problemas.
Las reacciones políticas no tardaron en llegar; Carmina Fernández del PSOE denunció lo inhumano e indecente que es hostigar a niños vulnerables como si fueran moneda política. Marcos Ortuño también se mostró crítico con la actitud provocadora de Vox cerca del centro y cuestionó qué pasaría con los menores si todos esos centros cierran.
Así pues, esta disputa refleja una creciente polarización sobre cómo gestionar la llegada y acogida de menores extranjeros no acompañados en nuestro país. En lugar de buscar soluciones reales y humanas, parece que algunos prefieren aprovecharse políticamente del sufrimiento ajeno.