En un giro inquietante de los acontecimientos, Polonia ha hecho frente a una nueva amenaza en su espacio aéreo. Los drones rusos Geran-2, una versión mejorada del modelo iraní Shahed-136, han sido derribados por las fuerzas de la OTAN durante un ataque que pone de manifiesto la creciente tensión en la región. Estos drones, que se lanzan en enjambres a velocidades de hasta 180 km/h, buscan saturar las defensas antiaéreas y generar caos.
El primer enfrentamiento directo
Es la primera vez que uno de los países miembros de la OTAN neutraliza dispositivos aéreos rusos sobre su territorio, y eso no es algo menor. El primer ministro polaco, Donald Tusk, no pudo ser más claro al afirmar que estamos ante un momento crítico: «estamos más cerca de un conflicto abierto desde la Segunda Guerra Mundial». Y es que cada vez se siente más cerca el eco de las campanas de guerra.
Los Geran-2 son drones con una forma aerodinámica y un diseño ingenioso que les permite operar con eficacia. Con 3,5 metros de largo y un alcance impresionante de hasta 2.000 kilómetros, están diseñados para atacar objetivos específicos o actuar en grupo para abrumar a sus adversarios. En este caso, Polonia ha demostrado ser capaz de derribar estos aparatos antes de que causaran estragos.
A medida que el conflicto entre Rusia y Ucrania se intensifica, el miedo a que este tipo de incidentes se repita aumenta día tras día. La situación ya era tensa; ahora parece estar al borde del estallido total. No es solo cuestión política; es nuestra seguridad lo que está en juego.