El pasado jueves, 11 de septiembre, el Museu de Mallorca se llenó de luces y emociones con la inauguración de la instalación ‘Hem arribat a l’infern!’, creada por el artista Bernardí Roig. Esta obra es un viaje visual que nos invita a reflexionar sobre lo que falta: las icónicas cabezas de toro conocidas como los Bous de Costitx, desaparecidas desde hace años.
Un relicario en la penumbra
A través de un montaje sorprendente, Bernardí ha logrado crear un efecto casi holográfico utilizando luces estroboscópicas. Cuando caiga la noche, este altar improvisado que alberga réplicas en yeso brillará como un faro recordándonos lo ausente. Estos fragmentos forman parte del patrimonio cultural mallorquín y son un eco del descubrimiento que hicieron unos labradores en 1985 en Son Corró, cuando uno de ellos exclamó ‘Hem arribat a l’infern!’. Esa frase no solo titula la exposición; también nos da una pista del sentido profundo detrás de esta obra.
En su presentación, Roig enfatizó que esta es su primera exposición en un museo histórico sin establecer una dialéctica directa con las piezas existentes. En lugar de eso, se centra en mostrar lo que no está: “Esta es una exposición sobre la ausencia”, afirmó con convicción. Junto a él estaban figuras destacadas como Antònia Roca y David Barro, quienes compartieron su admiración por el enfoque innovador del artista.
La pieza principal se despliega tras ventanales que parecen contar historias olvidadas. Con cada destello, Roig explora nuevas formas artísticas al utilizar técnicas nunca antes experimentadas por él mismo. “Nunca había trabajado con luz estroboscópica”, confesó emocionado, consciente del poder visual que tiene para crear ilusiones ópticas.
La inauguración estuvo acompañada por el vibrante sonido del grupo Sa Fil·loxera de l’Infern, cuyos ritmos quedarán grabados como parte esencial del ambiente durante toda la duración de la instalación. Este proyecto culminará con una conferencia performativa el próximo 25 de septiembre en Son Corró.
‘Hem arribat a l’infern!’ no es solo una exposición; es un grito colectivo recordando lo valioso que hemos perdido y lo necesario que es preservarlo para las futuras generaciones.