En la pequeña localidad de Carranque, Málaga, un vecino llamado Ricky decidió que ya era hora de actuar. Cansado de ver cómo el mismo bache arruinaba la carretera desde 1989 y tras innumerables quejas al ayuntamiento que caían en saco roto, tomó una decisión insólita pero valiente. Con un espray en mano, pintó un enorme pene justo encima del bache, inspirado por un amigo biker de Manchester que había logrado lo mismo en su ciudad.
La respuesta de las autoridades y la comunidad
Lo curioso es que esta acción no pasó desapercibida. La policía municipal lo sorprendió en plena faena y le impuso una multa de 250 euros. Pero aquí viene lo interesante: a pesar del castigo, la valentía de Ricky dio sus frutos y se llevaron a cabo las obras para arreglar el camino. Los vecinos, agradecidos por el resultado, decidieron ignorar la sanción e incluso mostraron su apoyo al autor del grafiti.
“Llevaba tiempo pensándolo”, confesó Ricky en el programa ‘Vamos a ver’. “Siempre veía ese bache ahí, nunca se arreglaba y cada vez era más grande”. Para él, el arte urbano no solo sirve para embellecer espacios; a veces puede ser la chispa que prenda fuego a la inacción. Y así fue como un simple gesto se convirtió en una revolución local.
Ricky concluyó con una sonrisa: “Al final lo pinté y me pilló la Policía, pero lo importante es que ¡por fin han solucionado el problema! Estoy encantado”. En este rincón de Málaga, un grafiti ha demostrado que a veces hay que tirar las normas por la ventana para hacerse oír.