La mañana del pasado 7 de septiembre, Palma fue testigo de una escena digna de película. Un hombre, de 40 años y nacionalidad rumana, se vio envuelto en una persecución que terminó con su detención por parte de la Policía Local. Todo comenzó cuando un aviso alertó a los agentes sobre el robo de un bolso en la zona alta del castillo de Bellver. El ladrón había escapado a toda prisa en su coche.
Una carrera contrarreloj
Gracias a la rápida descripción proporcionada, una patrulla que se encontraba en la avenida Adolfo Suárez localizó el vehículo y no dudó en seguirlo. Cuando el sospechoso se dio cuenta de que lo seguían, pisó el acelerador intentando escapar. Pero el destino tenía otros planes; quedó atrapado ante un semáforo rojo cerca del Palacio de los Congresos.
Al acercarse los agentes, el hombre no tuvo más remedio que confesar su rol como carterista. En el interior del coche hallaron varias citaciones judiciales por robos anteriores, además de una bolsa con cocaína y ropa que parecía haber sido elegida para cambiar su apariencia al momento de delinquir.
A pesar de sus intentos por ocultar sus fechorías, no lograron recuperar el bolso robado esa mañana en Bellver. Sin embargo, al identificar al detenido, descubrieron que contaba con una requisitoria judicial pendiente. Así las cosas, no solo fue arrestado sino también multado por posesión de sustancias ilegales. ¿Qué lecciones nos deja este episodio? Que la delincuencia siempre tiene consecuencias.