En un momento crítico, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha hecho un llamado directo a la población de Gaza este lunes. Les insta a evacuar el corazón urbano de la Franja, donde las fuerzas israelíes han intensificado su ataque y han destruido cerca de 50 torres residenciales. Según él, estos edificios son utilizados por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) para actividades terroristas.
Desde el centro de mando de la Fuerza Aérea, Netanyahu no se ha andado con rodeos: «Hace unos días prometí que derribaríamos los rascacielos terroristas en Gaza. En los últimos dos días, 50 han caído; nuestra Fuerza Aérea no ha dejado piedra sobre piedra». Y aquí viene lo alarmante: asegura que esto es solo el comienzo. Se refiere a una nueva operación terrestre en la ciudad que está en marcha y que podría traer más devastación.
Un mensaje inquietante para los residentes
“Así que os lo digo claro: habéis sido advertidos, salid de ahí”, repite mientras deja claro su objetivo: erradicar cualquier vestigio del terrorismo. Estas palabras llegan justo después de un ataque mortal en Jerusalén donde seis personas perdieron la vida, incluido un español. Un día duro para Israel en esta guerra sin cuartel contra el terrorismo.
No basta con eliminar a unos pocos terroristas; también hay que perseguir a sus cómplices y partidarios. Y así lo ha manifestado Netanyahu al celebrar logros recientes del Ejército israelí en campos de refugiados palestinos.
Sin embargo, las cifras son escalofriantes: más de 64.500 palestinos muertos y más de 163.000 heridos desde que comenzó esta ofensiva según fuentes gazatíes controladas por Hamás. Las denuncias internacionales sobre las acciones del Ejército israelí se multiplican mientras Gaza enfrenta una hambruna alarmante debido a restricciones severas sobre la ayuda humanitaria.