La situación de la violencia de género en las Baleares no deja de alarmar. Más de 4.300 casos han sido detectados por el Ministerio del Interior, y cada uno cuenta una historia desgarradora que nos toca a todos. Imagina a una mujer que es atada con una cadena por su pareja, obligada a regalarle una casa en Mallorca para poder liberarse. ¿Hasta dónde hemos llegado?
Y no se trata solo de un caso aislado. En Palma, un hombre y su madre han acosado a una mujer durante años, utilizando identidades falsas en redes sociales para hacerle la vida imposible. La crueldad parece no tener límites, y esto es algo que debemos abordar como sociedad.
Reflexionemos sobre nuestra realidad
A veces nos encontramos con situaciones impactantes, como el joven que fue sorprendido acariciando la pierna de una chica mientras dormía en un hotel de Platja de Palma. Estos incidentes son un grito desesperado por ayuda; son ejemplos claros de que necesitamos actuar ya.
Joan Simonet ha expresado sus dudas sobre las prohibiciones sistemáticas relacionadas con el urbanismo, pero lo cierto es que este tipo de problemáticas va más allá: el Gobierno ha decidido permitir obras en terrenos rústicos bajo la excusa de proyectos estratégicos, algo que podría complicar aún más la situación.
No podemos quedarnos callados ante estas realidades; necesitamos unir nuestras voces para dar visibilidad a estos temas y luchar contra esta lacra social. Este verano debería ser recordado no solo por los momentos felices, sino también por el compromiso que asumimos todos para acabar con esta violencia.