Era una madrugada cualquiera, cerca de las 5:40 del 31 de agosto, cuando un agente de la Policía Local de Palma, que iba camino a su trabajo, se topó con una escena que le hizo fruncir el ceño. Un joven español de solo 25 años circulaba por la Vía de Cintura haciendo maniobras peligrosas, poniendo en riesgo no solo su vida sino también la de los demás. ¿Y qué hizo nuestro héroe anónimo? No dudó en seguirlo.
La valentía en acción
A medida que el coche zigzagueaba y aceleraba como si estuviera en una carrera, el agente decidió actuar. Se lanzó tras él por varias calles de Palma, observando cómo ignoraba las señales y sembraba el caos a su paso. Finalmente, logró detenerlo en un semáforo en Vía Alemania.
Con calma pero firmeza, se identificó como policía y tuvo una breve charla con el conductor. La mirada perdida del joven decía más que mil palabras; el alcohol había hecho su efecto, algo que él mismo terminó admitiendo. Sin perder tiempo, pidió ayuda para realizar la prueba de alcoholemia.
Poco después llegó una unidad especializada y le hicieron la prueba al chico. Los resultados fueron claros: 0,78 mg/l, ¡tres veces más del límite permitido! El vehículo fue inmovilizado y llevado al depósito municipal mientras este joven quedaba bajo investigación por un delito contra la seguridad vial.
Una historia más que nos recuerda lo crucial que es tener responsables al volante. No podemos permitir que este tipo de situaciones se repitan; todos tenemos derecho a circular seguros por nuestras calles.