Las familias del CEIP de Sant Jordi no se quedan calladas. Con un sentimiento de indignación y una preocupación que les pesa en el corazón, han denunciado que el próximo curso escolar, en 5º de Infantil, las ratios van a ser un auténtico desastre. «Hemos visto cómo el grupo ha crecido hasta los 26 niños», afirman con una mezcla de tristeza y rabia. Y es que este aumento no solo vulnera la normativa vigente, sino que también convierte las aulas pequeñas en espacios casi irrespirables.
Imagínate: solo hay un inodoro para todos esos peques. Las familias están alarmadas porque saben que esto afecta directamente a su bienestar. Además, se enfrentan al desplazamiento a aulas prefabricadas para actividades como psicomotricidad o incluso para ir al comedor, lo cual es una odisea diaria.
La realidad de los niños con necesidades especiales
Dentro del grupo hay niños con necesidades educativas especiales (NESE), algunos requieren soportes adicionales. Y claro, tener a uno solo o dos profesores intentando atender a un grupo tan numeroso y activo es casi imposible. Esto no es solo una cuestión de números; se trata de garantizar la atención adecuada que cada niño merece.
Por eso, las familias piden formalmente la asignación de un segundo tutor/a a jornada completa. «Es fundamental para su desarrollo en esta etapa crucial del aprendizaje», insisten con firmeza. La legislación existe por algo y ellos exigen que se cumpla, porque sus derechos educativos son sagrados.
No pueden permitir que sus hijos vivan en condiciones que consideran totalmente inhumanas. En definitiva, esperan respuestas rápidas y adecuadas a las necesidades reales que han planteado. Al final del día, lo único que quieren es lo mejor para sus pequeños.