En el segundo partido de la temporada, un jugador que había sido señalado tras el primero se convierte en el héroe inesperado. Mateu Jaume Morey anotó el primer gol de la competición para el Mallorca, en un encuentro que parecía estar completamente atascado. Cuando todos pensábamos que el resultado estaba sellado, tres valientes mallorquines, Domènech, Prats y Morey, se lanzaron a una jugada con poco peligro y firmaron una acción que terminó en el gol del empate al minuto ochenta y siete.
Un momento de fe
El Celta lamentará esta jugada; justo un minuto antes tuvo la oportunidad clara de sentenciar con un 0-2. Pero así es este deporte: a veces, la actitud de los jugadores puede cambiarlo todo. Domènech no se rindió y luchó por una pelota que parecía perdida al borde de la línea de fondo. Al final, esa fe inquebrantable hizo posible el gol. Gracias a esa conexión mallorquina, Jagoba Arrasate y su equipo suman su primer punto antes de enfrentarse al temido Bernabéu.
No obstante, no podemos quedarnos solo con ese instante brillante en medio del desasosiego. El partido estuvo dominado casi por completo por el Celta, quienes mostraron ser superiores en todos los aspectos: tácticamente, técnicamente y físicamente. El equipo dirigido por Giráldez controló casi cada minuto del juego mientras que nuestros chicos parecían limitarse a correr tras la pelota, llevándose consigo una gran dosis de frustración.
De hecho, más allá del gol del empate, solo logramos disparar entre los tres palos una vez con intención; fue Pablo Torre quien lo intentó desde fuera del área en lo que fue nuestra mejor ocasión del día. Sin embargo, Radu detuvo ese intento enviándolo a córner. Lo demás fue un cúmulo de frustración y agotamiento.
En cuanto a las notas positivas del día, hay que destacar la titularidad de Mateo Joseph y el debut prometedor de Kumbulla, aunque tampoco estuvieron nada mal. Sin embargo, hay muchas dudas flotando sobre este equipo y lo cierto es que nuestro calendario no nos da tregua alguna.