Las redes sociales son un auténtico torbellino, y lo que ayer era tendencia hoy puede parecer más bien un desastre. Alejandro Valledor, un joven creador de contenido, se ha atrevido a señalar uno de esos errores que muchos usuarios cometen en Instagram: el uso del sticker de ubicación en sus historias. En sus propias palabras, «quedar clasista».
Un verano lleno de etiquetas
Con la llegada del verano y las vacaciones, es habitual ver cómo la gente sube fotos de sus viajes y no duda en etiquetar cada rincón visitado. Sin embargo, según Alejandro, esta práctica está muy lejos de ser elegante. «Tienes que dejar de usar el sticker de la ubicación en tus stories. Queda feo e incluso charca», asegura con una mezcla de incredulidad y desdén. Y añade: «¿Quién en su sano juicio pondría eso voluntariamente? No lo entiendo».
Aún así, reconoce que hay excepciones. «Si estás en un lugar recóndito, tal vez tenga sentido», dice refiriéndose a esos destinos poco conocidos que nadie podría identificar a simple vista. Pero claro, ¿subir una foto desde Times Square con el sticker puesto? Eso ya le parece excesivo: «¡Oh, es Nueva York! Menos mal que has puesto la ubicación porque no lo hubiera dicho jamás».
La reflexión va más allá; para él hay algo mágico en mantener un aire de misterio alrededor de las fotos: «Deja que la gente imagine y analice la foto cual psicópata para saber dónde estás». Y termina planteando una inquietante pregunta a sus seguidores: «¿Solo soy yo el único que hace zoom para averiguar dónde fue hecha esa foto?».
Este vídeo ha captado la atención en TikTok con más de 433.000 visualizaciones y ha generado todo tipo de reacciones. Mientras algunos coinciden con su punto de vista, otros defienden la libertad individual a la hora de compartir contenido: «A mí me parece innecesario que me digas lo que tengo que subir», o incluso comentarios sarcásticos como aquellos que apuntan a perfiles donde los edificios emblemáticos están claramente etiquetados.