En un día cualquiera en la vibrante Playa de Palma, un simple intercambio se convirtió en el escenario de una intervención policial que no dejó a nadie indiferente. Agentes de la Policía Local, parte del dispositivo SETUR 25, estaban realizando su ronda habitual cuando avistaron a un hombre con una actitud sospechosa. ¿Qué estaba haciendo? Ofreciendo relojes de lujo a los desprevenidos turistas que paseaban por allí.
Esto sucedió el pasado 16 de agosto en la calle Pare Bartomeu Salvà. El vendedor, un hombre de 44 años originario de Senegal, intentó hacer su venta justo cuando una patrulla se acercaba. Al ver a los policías, su cliente salió disparado como si lo persiguiera el viento, dejando al vendedor atrapado. Los agentes no dudaron en inspeccionar lo que llevaba consigo y, para su sorpresa, encontraron más de 40 imitaciones de marcas reconocidas.
Un golpe al monocultivo turístico
Aquellos relojes, auténticas réplicas disfrazadas de lujo, fueron rápidamente confiscados por las autoridades. Esta mercancía quedó bajo custodia policial mientras el vendedor fue notificado como investigado no detenido. ¿Y qué implica eso? Que tendrá que presentarse ante el juez por un presunto delito contra la propiedad industrial.
No podemos evitar pensar en cómo estas situaciones afectan nuestra imagen turística y local. Es triste ver cómo algunos intentan sacar provecho engañando a los visitantes. En fin, una jornada más para la policía local que demuestra que hay quienes luchan contra estas prácticas deshonestas mientras nosotros disfrutamos del sol y la playa.