Cuando los motores de la Fórmula 1 hacen una pausa durante el verano, los pilotos más renombrados del mundo no se quedan parados. ¡No! Cambian sus monoplazas por lujosos yates en una competición que se libra lejos de las pistas. Desde embarcaciones ecológicas hasta palacios flotantes, las vacaciones marítimas de estos ídolos se han convertido en un verdadero espectáculo de estilo y riqueza.
Las joyas flotantes de la élite
Max Verstappen, el actual campeón del mundo, ha dejado su huella con el Unleash the Lion, un yate que supera los 35 millones de euros. Algunos lo describen como la escapada ideal para un villano al estilo James Bond. Aunque oficialmente tiene un valor estimado en torno a 15 millones, este lujo esconde amenidades dignas de reyes. Con capacidad para doce invitados y cinco miembros de tripulación, ¡vaya fiesta debe ser!
No muy lejos, George Russell también se ha sumado a esta batalla acuática. Su Pershing 6X, valorado en unos 3 millones, es más compacto pero no menos impresionante. Equipado con cuatro dormitorios y una cocina moderna, este yate se convierte en su hogar flotante mientras navega por Cerdeña con amigos y su novia Carmen Mundt.
Por su parte, Fernando Alonso ha optado por un camino diferente: la sostenibilidad. Su Sunreef Power Eco 60, alimentado por energía solar gracias a paneles fotovoltaicos en su casco, refleja su compromiso con el medio ambiente. «A bordo solo importa la tranquilidad y la buena compañía», dice Alonso sobre su embarcación.
Lewis Hamilton, uno de los primeros en subirse a esta moda náutica, cuenta con un Sunseeker 90. A menudo amarrado en Mónaco, este elegante yacht es escenario habitual para escapadas junto a celebridades como Bella Hadid. Pero cuando quiere variedad, también alquila otras joyas del mar.
No podemos olvidar a Charles Leclerc que ha decidido duplicar su diversión marina con dos lujosos barcos: el Riva 66 Ribelle, apodado Sedici (su número de carrera), y un Riva Dolceriva llamado Monza; este último homenajea su victoria en la mítica pista italiana.