El pasado sábado, Ander Barrenetxea volvió a sentir lo que es jugar un partido completo, y no cualquier partido, sino en el siempre complicado estadio de Mestalla. Después de casi cuatro años marcado por una grave lesión muscular, el joven donostiarra demostró que su espíritu competitivo sigue intacto. Esa sensación de volver al campo después de tanto tiempo puede ser abrumadora, pero él la transformó en energía pura.
Un regreso esperado
Barrenetxea ha sido un habitual en las alineaciones iniciales que luego se convierten en cambios prematuros. Para muchos, ese rol puede ser frustrante. Sin embargo, parece que este chico ha decidido dar un golpe sobre la mesa: “He venido con ganas de ser protagonista y hacer una buena temporada”, confesó después del encuentro. Su deseo de destacar se siente más fuerte que nunca, especialmente con la sombra de Mikel Oyarzabal acechando por su banda izquierda y la llegada del talentoso Gonçalo Guedes.
Aquel recordado partido de Copa del Rey donde la Real Sociedad arrasó con un 0-4 ante Panadería Pulido fue solo un eco lejano. En aquella ocasión, Barrenetxea jugó solo 19 minutos; ahora ha cambiado esa historia y completó los 90 minutos como si nada le detuviera. Y para qué negarlo: su rendimiento fue sobresaliente, luciendo tanto en ataque como en defensa.
Si bien es cierto que los noventa minutos pueden parecer eternos para algunos jugadores, Barrenetxea logró demostrar que está listo para asumir el reto y luchar por un puesto entre los titulares sin miedo a ser reemplazado. Este es el momento decisivo para él; ya no se trata solamente de estar presente, sino de dejar huella. Con este nuevo aire fresco y motivación desbordante, solo queda esperar qué más nos ofrecerá esta temporada.