En Ca’n Pastilla, los vecinos, sobre todo aquellos que viven cerca del colegio público y en la periferia, están más que preocupados. Con el verano a la vuelta de la esquina y las temperaturas en aumento, se enfrentan a una imagen que les quita el sueño: un terreno convertido en un vertedero descontrolado a pocos pasos de la costa. Este lugar, ubicado en el Camí de la Torre Redona junto a la calle Octavi August, es un auténtico peligro.
La situación es alarmante. En un solar abandonado donde antes había una casa que ya no es más que ruinas, se ha formado un improvisado basurero. Se acumula todo tipo de residuos; desde botellas de vidrio hasta muebles destrozados, colchones y pañales. La preocupación aumenta cuando los vecinos ven cómo este montón de basura crece día tras día. «Si esto arde de verdad, será gordo», aseguran con preocupación. Y tienen razón; con tanta acumulación y el riesgo latente del calor del verano, cualquier chispa puede ser devastadora.
Un entorno olvidado y peligroso
Además, algunos sintecho han encontrado refugio entre estos residuos, lo que complica aún más las cosas. Mientras tanto, otros materiales como restos de obras están expuestos a la vista desde un hotel cercano y las viviendas próximas. Los comerciantes del área también levantan su voz ante esta situación: «Lleva años abandonado pero nadie hace nada para solucionarlo».
No podemos cerrar los ojos ante el crecimiento notable de asentamientos informales en Ca’n Pastilla y Playa de Palma en los últimos meses; son visibles desde la autovía de Llucmajor y contribuyen al problema. La comunidad clama por atención y acción porque saben que si no se actúa pronto, los resultados pueden ser catastróficos.