La historia que nos llega desde Palma es de esas que dejan huella y nos hacen preguntarnos hasta dónde hemos llegado como sociedad. Un joven y su madre, llevando a cabo un acoso sistemático durante años, se valieron de identidades falsas en redes sociales para hostigar a una mujer. Es desgarrador pensar que el mundo virtual, ese donde muchos creen estar a salvo, puede convertirse en un auténtico infierno.
Un ciclo de violencia que debe detenerse
En este caso, no estamos hablando solo de palabras vacías; hablamos de un tormento real. Esta mujer se convirtió en el blanco de una caza implacable, sufriendo en silencio mientras sus acosadores hacían lo imposible por arruinarle la vida. ¿Hasta cuándo vamos a seguir mirando hacia otro lado? Las cifras son alarmantes y muestran que el perfil mayoritario de las víctimas de violencia machista en Palma son mujeres entre 30 y 44 años con estudios primarios. Y aquí estamos, tirando a la basura cualquier posibilidad de cambio si no actuamos ya.
No es solo responsabilidad de las autoridades; somos todos nosotros quienes debemos alzar la voz y decir basta. La comunidad tiene un papel crucial en esta lucha, porque la violencia no tiene lugar ni excusa alguna. Desde los sindicatos hasta los ciudadanos comunes, todos debemos unir fuerzas para poner fin a estos ciclos crueles.