La situación de Marc Márquez en el GP de Austria es un claro reflejo de su viaje por el mundo del motociclismo. Este gran piloto, que ha sido recordado tantas veces por no haber logrado una victoria en este circuito, llega con la determinación y la confianza necesarias para cambiar esa historia. Con 120 puntos de ventaja sobre su hermano Álex Márquez, está más que consciente de que solo él puede dejar escapar este Mundial.
Expectativas y retos en la pista
A pesar de que las vacaciones podrían haberle dado un respiro, Márquez revela que no tenía ganas de parar. «Con cómo íbamos, querías seguir compitiendo», dice con ese tono entre bromista y serio que lo caracteriza. Pero ahora, tras un verano lleno de descanso y preparación, tiene claro lo que quiere: comenzar esta segunda parte del campeonato con buena inercia.
El piloto bromea sobre sus pérdidas pasadas en Austria, señalando: «He perdido siempre contra una moto roja; ahora soy yo quien lleva la moto roja». Y aunque quiere luchar por la victoria, también es consciente de que hay una estrategia más amplia detrás: gestionar esos 120 puntos es clave. La victoria no puede nublar su visión; los puntos son lo primordial.
Márquez enfatiza su concentración en las últimas carreras y reconoce lo difícil que será mantenerla. Todos los pilotos son rivales duros y veloces, pero él sabe que el enfoque debe estar en sí mismo. ¿Se caerá? Claro, como todos los demás, porque aquí se juega al límite.
Siguiendo con sus planes para Misano y deseando alcanzar esa ansiada centena de victorias, comparte su filosofía: «Los Mundiales son lo más importante». No obstante, mantiene los pies en la tierra: ir a por todas sin perder la perspectiva es el camino a seguir.