La madrugada del jueves trajo consigo un giro inesperado en la lucha contra el crimen organizado en Palma. Después de una intensa macrooperación que dejó a muchos boquiabiertos, el juez de Instrucción número 7 ordenó el ingreso inmediato en prisión de nueve detenidos, entre ellos dos figuras clave: el abogado Gonzalo Márquez y el temido líder motero Stefan Milojevic.
Tras casi dos años de trabajo minucioso por parte de la Guardia Civil y la Policía Nacional, este operativo no solo ha resultado en detenciones, sino que ha destapado un entramado criminal que operaba como un reloj suizo. ¿El objetivo? Dominar el tráfico de drogas y blanquear capitales a gran escala. Con más de un millón de euros hallados en efectivo y kilos de sustancias prohibidas, la magnitud del asunto es escalofriante.
Un engranaje criminal bien aceitado
A medida que se desentrañan los detalles, se revela que esta organización, con sus integrantes marcando roles específicos, había logrado infiltrarse profundamente en el mundo del narcotráfico europeo. Las autoridades no han escatimado esfuerzos para rastrear cómo cada euro proveniente del negocio ilícito era blanqueado a través de empresas fachada.
Milojevic y Márquez son descritos como los capitanes al mando, comparados incluso con mafias italianas por su forma estructurada de operar. Escuchas telefónicas han dejado claro que su intención era inundar las Islas Baleares con drogas mientras lavaban esos beneficios mediante elaboradas maniobras empresariales.
Y aunque algunos detenidos ya han recuperado su libertad horas después de ser arrestados, otros enfrentan la dura realidad del sistema judicial. El caso sigue bajo secreto, pero no se descartan nuevas acciones legales conforme avanzan las investigaciones. La comunidad espera respuestas sobre cómo estos individuos lograron burlar la ley durante tanto tiempo mientras arriesgaban la seguridad pública.