En un rincón remoto del Tíbet, China está construyendo una maravilla tecnológica que promete cambiar el juego en el sector energético. Estamos hablando de la turbina hidroeléctrica de impulso más potente del mundo, capaz de generar 500 megavatios. Este impresionante proyecto forma parte de un ambicioso plan nacional para alcanzar la huella de carbono cero antes de 2060.
Un coloso que se erige en el Tíbet
Según informan medios como Global Times, esta turbina será parte crucial de la nueva central hidroeléctrica Datang Zala, situada a orillas del río Yuqu. ¿Y saben qué es lo mejor? Cuando esté lista, contará con dos turbinas idénticas, sumando una potencia total de 1.000 MW. Esto no solo la convierte en un referente, sino que también marcará un hito para el Tíbet al ser su primera central hidroeléctrica con tal capacidad.
Cada turbina pesa unas asombrosas 80 toneladas, tiene un diámetro de 6,2 metros y 21 cucharas diseñadas para aprovechar al máximo la fuerza del agua que caerá desde 671 metros. ¡Es como si estuviéramos hablando de una obra maestra ingenieril! Los ingenieros aseguran que gracias a las mejoras en su diseño, esperan aumentar su eficiencia del 91% al 92,6%, generando así unos 190.000 kilovatios por hora extra al día.
No todo ha sido sencillo: el montaje ha sido un desafío monumental debido al tamaño y peso de los componentes; han tenido que emplear grúas gigantescas y técnicas avanzadas como simulaciones digitales para asegurar que todo encaje a la perfección.
Aunque se estima que esta central entrará en funcionamiento en 2028, ya podemos ver cómo China se posiciona como líder global en energías renovables. Con más de 94.000 presas y una capacidad hidroeléctrica total impresionante, es evidente que este país no solo está buscando innovar, sino también reforzar su red eléctrica y dar pasos firmes hacia un futuro más sostenible.