MADRID, 9 Ago. (EUROPA PRESS) – Este sábado, el Ministerio de Exteriores de Irán ha lanzado una advertencia que no podemos ignorar: las posibles «consecuencias negativas» de una intervención extranjera en el Cáucaso tras la reciente firma del acuerdo entre Armenia y Azerbaiyán, facilitado por Estados Unidos. Aunque desde Teherán se han mostrado optimistas, describiendo el pacto como un paso crucial hacia la paz duradera, también hay un claro temor sobre lo que esto podría significar para su seguridad.
«La intervención cerca de nuestras fronteras podría poner en jaque la estabilidad en la región», han expresado con preocupación. El comunicado enfatiza que el establecimiento de vías de comunicación y la eliminación de bloqueos son esenciales, pero solo si se realizan bajo un marco donde prime el respeto a la soberanía nacional y sin injerencias externas.
Trazando el camino hacia una cooperación regional
El mensaje es claro: Irán está dispuesto a colaborar para preservar la paz y fomentar un desarrollo económico que beneficie a todos. ¿No deberíamos preguntarnos si esta disposición es suficiente para mantener la calma en una región tan convulsa? La reunión entre el presidente azerí Ilham Aliyev y el primer ministro armenio Nikol Pashinián en Doha parece haber sido un paso positivo, pero queda mucho camino por recorrer. En marzo ya acordaron la versión final del texto de paz, pero ¿será realmente duradero?
A medida que avanzamos en este nuevo capítulo, es vital considerar cómo cada decisión afecta no solo a los países involucrados, sino también al tejido social del Cáucaso. Al fin y al cabo, la paz beneficia a todos, pero dependerá de cada actor involucrado hacer su parte.