En el palacio de Marivent, donde la familia real se reúne en un ambiente de ostentación y glamour, hay voces que claman por volver al pueblo. Y es que mientras ellos disfrutan del verano, la realidad en las calles de Mallorca a veces pinta un cuadro muy diferente.
Un verano lleno de contrastes
Desde incidentes preocupantes, como el ahogamiento de un niño de dos años en una piscina en Llucmajor, hasta tragedias como la muerte por ahogamiento de un hombre en el Port de Sóller. La vida sigue su curso y nos recuerda lo frágil que puede ser. Pero no solo eso; los trabajadores del servicio ferroviario SFM también han alzado la voz, denunciando el caos y deterioro del servicio. ¿Hasta cuándo vamos a permitir que esto continúe?
No podemos ignorar lo que sucede a nuestro alrededor. Los turistas, mientras tanto, parecen jugar con su suerte haciendo ‘balcòning’ desde edificios altos, como si la gravedad no fuera más que una broma. ¿De verdad necesitamos este tipo de turismo?
Aena ha encontrado una mina de oro entre tanta saturación: 120 millones generados por restaurantes y tiendas en los aeropuertos balearicos. Mientras algunos luchan por sobrevivir cada día, otros aprovechan la oportunidad para enriquecer sus bolsillos sin pensar en las consecuencias para nuestra isla.
Este verano es un recordatorio constante: entre las fiestas y celebraciones hay vidas reales que dependen del sentido común y la responsabilidad social. En definitiva, mientras unos disfrutan del lujo en Marivent, otros claman por atención a las problemáticas cotidianas. Es hora de reflexionar sobre qué tipo de futuro queremos construir juntos.