El pasado sábado, una tragedia sacudió a la tranquila localidad de Sóller. Una avioneta se precipitó al mar, llevando consigo las vidas de un piloto de 60 años y su joven hijo de solo 13. El eco del accidente resonó en cada rincón del pueblo, donde muchos fueron testigos de las impresionantes maniobras que la nave realizaba momentos antes del fatal desenlace.
Pero esto nos lleva a preguntarnos: ¿es legal llevar a cabo estas acrobacias tan cerca del agua?
Las reglas que rigen los cielos
La aeronave involucrada, un Team Rocket F-4 Raider, es un modelo biplaza diseñado para vuelos deportivos y acrobacias. Con matrícula estadounidense (N31VX), operaba desde el aeródromo de Binissalem en Mallorca. Según las normas vigentes, estos vuelos deben realizarse bajo las Reglas de Vuelo Visual, conocidas como VFR. Esto significa que el piloto tiene que mantener contacto visual constante con el terreno y no puede depender únicamente de los instrumentos.
No obstante, esto no es tan simple como parece. Los vuelos VFR solo son válidos cuando el tiempo acompaña: buena visibilidad y cielos despejados son imprescindibles. Además, hay distancias mínimas que se deben respetar: 150 metros sobre mar abierto y 300 metros sobre zonas pobladas o edificios cercanos.
Aquí entra en juego la normativa europea sobre acrobacias aéreas. Giros cerrados o loopings solo están permitidos si la aeronave está certificada para ello y si el piloto tiene la formación adecuada. Y ojo: estas maniobras están prohibidas sobre núcleos urbanos o cerca de otras aeronaves sin autorización previa.
Aunque volar acrobáticamente sobre el mar no está prohibido per se, es crucial tener en cuenta los riesgos adicionales que esto conlleva. Por ejemplo, la desorientación espacial al perder la referencia visual del horizonte o la dificultad para encontrar un lugar seguro donde aterrizar en caso de emergencia pueden ser determinantes.
Así que tras esta desgracia, es esencial que reflexionemos juntos sobre lo sucedido y exijamos más seguridad en nuestros cielos.