Imagina estar disfrutando de un tranquilo atardecer en el Port de Sóller y, de repente, ver cómo una avioneta se dirige peligrosamente hacia el agua. Eso fue exactamente lo que vivieron varios testigos la tarde del sábado. A tan solo cien metros del emblemático faro de es Cap Gros, la aeronave se precipitó al mar con una violencia inimaginable alrededor de las 20:00 horas.
Las llamadas a Emergencias no tardaron en llegar, pues muchos habían presenciado este trágico suceso. Un experto en aviación nos ofrece su análisis sobre lo ocurrido: “Aunque el piloto tenía una amplia experiencia –incluso volando F18–, maniobrar sobre el agua es complicado. La referencia visual que brinda el mar puede jugarte malas pasadas”, explica con preocupación.
Maniobras arriesgadas y un final inesperado
Los navegantes y comerciantes que estaban esa tarde cerca no podían apartar la mirada. La avioneta realizaba acrobacias aéreas espectaculares, pero varios testigos notaron que durante algunas maniobras parecía acercarse demasiado al agua. El piloto, de 60 años, había hecho dos vuelos anteriores; uno por la mañana y otro junto a su hijo de 13 años después de las seis.
A medida que los minutos pasaban tras el accidente, surgían más preguntas que respuestas. “No tenemos claro si hubo un ‘mayday’, pero si eso es cierto podría indicar un fallo en el motor o problemas con el combustible”, señala nuestro experto. Imagina lo terrorífico que debe ser enfrentarte a un fallo mecánico a 300 kilómetros por hora; las posibilidades de salir bien parado son mínimas.
Aquella hora, justo antes del ocaso, también podría haber influido en esta tragedia: “Los aviones están preparados para acrobacias, pero también pueden fallar. La puesta de sol podría haber causado reflejos que desorientaran al piloto”, concluye.