En el Gran Premio de Hungría, Fernando Alonso dejó claro que sigue siendo un piloto de élite. Con una sonrisa que no se podía ocultar, cruzó la meta en un impresionante quinto lugar. «Casi pasa… pero esas cosas no me tocan a mí», dijo con esa humildad y honestidad que lo caracteriza al ser cuestionado sobre la posibilidad de haber alcanzado el podio. El asturiano sabe que, aunque no llegó tan lejos como quería, su carrera fue sin duda la mejor de esta temporada.
Un cambio radical
Después de lo sucedido en Spa, donde terminó en el puesto 19, Alonso llegó a Budapest decidido a darlo todo. «No puedo negar que tenía dudas y un poco de preocupación», confesó. Pero tras una serie de cambios estratégicos, la sensación cambió por completo. Con ganas renovadas para la segunda parte del campeonato, afirmó: «Sabemos que tendremos oportunidades; hay que aprovecharlas».
A diferencia de otras carreras donde han tenido problemas y errores costosos como los de Mónaco o Miami, este fin de semana se sintieron competitivos. En la pista, demostró su talento al adelantar a Lando Norris y posteriormente atacar a George Russell con maestría.
La gestión fue clave en su desempeño: «Controlamos la distancia con Gabriel Bortoleto y sabíamos que Verstappen iba a dos paradas», explicó. Su estrategia funcionó a la perfección y mantuvo el ritmo mientras otros pilotos lidiaban con sus neumáticos.
Pero el futuro aún es incierto. «Nos toca entender por qué somos aquí tan competitivos para aplicarlo las próximas carreras», concluyó Alonso con una mezcla de determinación y esperanza. Al final del día, su espíritu competitivo sigue intacto, y nosotros estamos ansiosos por ver cómo se desarrolla esta emocionante temporada.