Después de haber dejado huella con su ópera prima, Vidas pasadas, que le valió dos nominaciones al Oscar, Celine Song vuelve a la carga con su nueva película, Materialists. Este filme, que se estrena hoy en el Atlántida, nos adentra en la vida de una casamentera atrapada en un triángulo amoroso tóxico. La historia protagonizada por Dakota Johnson, Pedro Pascal y Chris Evans promete hacernos replantear nuestras ideas sobre el amor y el valor que le asignamos.
El amor como mercancía en tiempos modernos
Celine comparte con nosotros cómo tras ver su película, muchos han sentido la necesidad de expresar su amor hacia sus parejas. «Es curioso», dice, «no eres el primero que me lo comenta. Después de ver Materialists, hay quienes llegan a casa y no pueden evitar abrazar a sus seres queridos, hablando toda la noche de lo que sienten». La cineasta reflexiona sobre cómo hoy en día, el amor parece estar mediado por números y algoritmos, convirtiéndose casi en una mercancía.
La frase clave del filme es contundente: «No soy un objeto, soy una persona». Aquí es donde Celine quiere hacer hincapié: estamos tan sumidos en nuestra cultura capitalista que comenzamos a cosificarnos unos a otros. En sus propias palabras: “El amor no se puede comprar; es algo que nos pasa”. Nos recuerda que frecuentemente valoramos más un bolso o unas joyas que un simple gesto de cariño.
Celine también habla de su experiencia como casamentera: «Era divertido ver cómo las personas se presentaban ante mí buscando ese ‘algo’ especial mientras se limitaban a estadísticas y preferencias superficiales». Y así surge la pregunta: ¿realmente estamos dispuestos a jugar este juego cruel del amor? A menudo las citas son eso mismo: una búsqueda desesperada donde los sentimientos se convierten en productos.
A medida que avanza la conversación, ella menciona lo complejo que resulta darle valor al amor cuando vivimos rodeados por esta noción materialista del éxito y del valor personal. «En una sociedad donde el dinero reina supremo», continúa Celine, «el verdadero desafío es reconocer lo espiritual detrás del amor».
Sus palabras resuenan entre nosotros: quizás deberíamos dejar de cuestionar tanto qué nos hace valiosos y enfocarnos más en lo verdaderamente importante: amarnos los unos a los otros sin etiquetas ni condiciones.