La afición del Real Mallorca está que no cabe en sí de alegría, y es que los 23.044 abonados que se han sumado esta temporada son más que un simple número; son el reflejo de un sentimiento profundo hacia la isla. Este récord no solo habla del crecimiento del club, sino de un mallorquinismo que se siente en cada rincón de Palma.
Crecimiento sin grandes fichajes
A pesar de las dificultades, como ese descenso doloroso a Segunda B, el equipo ha sabido levantarse. Sin grandes desembolsos ni fichajes estratosféricos (más allá de esa inyección de deuda por parte de los americanos), el Mallorca ha ido construyendo su camino hacia arriba. Y aunque solo hemos tenido una noticia emocionante en meses—el fichaje de Pablo Torre—la afición sigue al pie del cañón.
Aún recordamos cómo la temporada pasada terminamos llenos de ilusión tras jugar la final de la Copa del Rey y ver llegar a Jagoba Arrasate, quien prometía un juego más atrevido. Este verano, en cambio, las cosas no pintan tan brillantes. Con una segunda vuelta desastrosa y críticas hacia algunos jugadores como Maffeo y Larin tras el último partido contra el Getafe, resulta sorprendente ver cómo este récord se ha superado.
¿Cómo es posible que haya más mallorquinismo que nunca? Es realmente admirable observar cómo a pesar del desencanto general, los nuevos abonados han llegado con fuerza: 19.517 renovaciones entre julio y agosto y más de 3.500 altas nuevas en solo 56 horas. ¡Eso sí que es amor por los colores!
Ahora, mientras recibimos nuestros abonos digitales (aunque a veces acaben en spam), nos damos cuenta de lo vital que es sentirnos parte de esta comunidad. El carnet ya está disponible para agregarlo a nuestra cartera digital; es un pequeño gesto que simboliza mucho más: una conexión profunda con nuestro equipo.