La tarde del jueves se tiñó de luto en Santa Ponça. Un hombre de 45 años, que disfrutaba de un paseo en bicicleta, vio truncada su vida de forma trágica al ser arrollado por un coche. La escena fue devastadora, y es difícil no sentir una punzada en el corazón al pensar en lo que ocurrió.
Según los detalles que han salido a la luz, el ciclista intentó girar a la derecha para incorporarse a la calle Ramón de Montcada. Lamentablemente, esa maniobra estaba prohibida y lo que menos esperaba era encontrarse con un vehículo que no pudo esquivarlo. Fue un momento fatídico; el golpe fue tan fuerte que impactó su cabeza contra el capó del coche y quedó tendido en el suelo, gravemente herido.
Un esfuerzo inútil por salvarle
Los testigos, horrorizados por la escena, no dudaron en llamar a emergencias. La respuesta fue rápida: varias patrullas de la Policía Local de Calvià y ambulancias se presentaron al instante. Los sanitarios trabajaron intensamente durante más de una hora para reanimarle, pero sus esfuerzos fueron en vano; poco después se confirmó lo inevitable: el ciclista había fallecido.
Las primeras investigaciones apuntan a que su intento de circular en dirección contraria fue crucial para este trágico desenlace. Y aquí nos queda una pregunta inquietante: ¿cuántas vidas más debemos lamentar antes de que esto cambie? Nos duele ver cómo se repiten estas historias una y otra vez.