El pasado 28 de julio, el mundo de la música se tiñó de luto al conocer la noticia de la muerte de Gonzalo Augusto Company, un referente cultural en Mallorca y más allá. A los 69 años, este apasionado melómano y violinista dejó su huella imborrable no solo en Palma, sino también en Madrid, donde vivía desde hacía años con su esposa, la mezzosoprano Zandra McMaster.
Un legado musical inolvidable
Desde Juventuts Musicals de Palma y el Festival Chopin de Valldemossa, sus amigos y colegas expresan su profunda tristeza por esta pérdida. Gonzalo fue presidente de Juventuts Musicals entre 1972 y 1974 antes de cruzar el charco hacia Londres para perfeccionar sus estudios musicales. Pero no se detuvo ahí; en 1979, estableció una agencia que organizaba conciertos para artistas internacionales en Madrid.
A lo largo de su carrera, también tuvo un papel crucial como director artístico del ciclo Les Serenates d’Estiu, que reunió a solistas renombrados en escenarios como el Claustre de Sant Francesc y el emblemático Castell de Bellver. Sin embargo, tras 42 ediciones maravillosas, este cicle tuvo que despedirse debido a problemas económicos. Una verdadera pena para todos aquellos que disfrutaron esos momentos mágicos.
La conexión entre Gonzalo y los festivales Chopin es otro aspecto digno de recordar. Desde los años 80 colaboró estrechamente con Aina Maria Boutroux y su hija Margalida Ferrà para crear una asociación que ha mantenido viva la tradición pianística hasta hoy. Su último logro fue traer al gran Boris Giltburg a actuar justo días antes de su fallecimiento.
Tanto Concepció Oliver como Rosa Capllonch han compartido palabras conmovedoras sobre este gran hombre cuya pasión por la música nunca será olvidada. Es un momento difícil no solo para quienes lo conocieron personalmente, sino también para toda una comunidad que ha sentido su arte vibrar en cada rincón.