El pasado lunes, las autoridades palestinas alzaron la voz ante un suceso que nos deja helados. Un grupo de colonos israelíes desató su furia contra la localidad cristiana de Taibé, situada en Ramala. Este ataque no fue solo un simple incidente; fue un verdadero asalto terrorista donde los agresores incendiaron vehículos y llenaron las paredes de pintadas racistas en hebreo.
La comunidad grita por justicia
«Los colonos han vandalizado nuestras propiedades y hogares», expresaron con dolor desde el centro de comunicación palestino, mientras compartían sus relatos en X. Todo ocurrió alrededor de las 2:00 de la madrugada, cuando el silencio de la noche se vio interrumpido por el estruendo del odio. Algunos vecinos comentaron que entre los coches dañados podría haber uno perteneciente a un periodista.
En medio del caos, el Ministerio de Exteriores palestino no dudó en calificar este acto como «terrorista», una etiqueta que resuena con fuerza entre quienes buscan justicia y paz. La condena también llegó desde Alemania, donde el embajador Steffen Seibert no escatimó palabras: «Estos colonos extremistas pueden alegar que Dios les dio la tierra, pero lo cierto es que son criminales sin fe alguna». En este escenario desgarrador, nosotros nos preguntamos: ¿hasta cuándo permitiremos que prevalezca el miedo y la violencia?