Rafael Gil, un hombre que lleva el mar en la sangre y que se ha convertido en el rostro visible del Real Club Náutico de Palma, se enfrenta a su segunda edición de la Copa del Rey Mapfre como presidente. Este año, además, hay un añadido especial: el Campeonato de Europa de la clase ORC. Pero no nos engañemos, dirigir un club así no es tarea fácil. Durante todo el año, el equipo trabaja incansablemente en regatas y en su escuela de vela para mantener a flote este proyecto.
Un evento que pone a Palma en el mapa
¿Qué significa tener un evento como la Copa del Rey? Para Rafael, es un verdadero orgullo. “Hemos logrado crear una competición que genera casi 20 millones de euros para nuestra economía local”, comenta con satisfacción. Y claro, no podemos olvidar la presencia de la familia real, algo que da aún más relevancia al evento. Palma necesita esto; una imagen positiva que resalte nuestros valores y nuestro compromiso con el medio ambiente.
Sin embargo, también hay incertidumbres en el aire. La concesión del club está pendiente de una sentencia judicial que podría cambiarlo todo. Rafael confía en que se reconozcan sus derechos y se amplíen los plazos necesarios para seguir creciendo.
No todos los días se tiene a la familia real implicada en algo tan emblemático como esta regata. “La tradición es fuerte”, dice Rafael mientras recuerda al rey emérito y su papel crucial en estos eventos. ¿Y qué tal si llega la princesa? “A todos nos encantaría verla competir”, responde entusiasta pero sin presiones.
A medida que las competiciones llegan, la preparación comienza justo cuando termina la anterior. Aunque agosto puede ser agobiante tras una semana intensa como esta, lo cierto es que el RCNP sigue siendo un club humilde pero lleno de pasión por la marinería. “Tenemos más de mil niños aprendiendo aquí”, añade Rafael, orgulloso.
Con patrocinadores como Mapfre apoyando cada movimiento del evento, el coste queda bastante equilibrado; ¡y eso es clave! Sin subvenciones públicas ni grandes aportaciones externas, todo se hace gracias al esfuerzo privado.
Este año promete ser emocionante con ese europeo a la vista y un nivel competitivo altísimo. Lo fundamental aquí es disfrutar: buena mar y buen viento para todos los participantes. Al fin y al cabo, la Copa del Rey no es solo deporte; es diversión pura donde cada uno vuelve renovado o descubre por primera vez lo que significa formar parte de este espectáculo.”