A pocas horas de cerrar su etapa en Los Ángeles de San Rafael, el Atlético de Madrid y su filial, el Madrileño, decidieron organizar una cena que no solo fue un simple evento gastronómico. Fue una oportunidad para estrechar lazos y compartir risas entre jugadores, con Diego Pablo Simeone y Fernando Torres como anfitriones de lujo. La noche prometía ser especial y así lo fue.
Un momento para recordar
Ambos equipos llegaron a esta hermosa localidad segoviana con un objetivo claro: prepararse para una temporada llena de retos. El primer equipo aterrizó el lunes mientras que los chicos del Madrileño se adelantaron un día. Desde ese momento, la Ciudad Deportiva fue testigo de sesiones de entrenamiento donde los aficionados no dejaron pasar la oportunidad para acercarse y animar a sus ídolos.
La cena estuvo marcada por un ambiente distendido, donde cada jugador tuvo la oportunidad de sentarse al lado de uno del filial, rompiendo barreras y creando nuevas amistades. Mientras saboreaban cada plato, las risas resonaban en la sala, llenando el aire de energía positiva.
Mañana emprenderán rumbo a Madrid, pero antes disfrutarán del último entreno juntos. Se nota que hay ilusión en el aire; todos quieren dejar huella esta temporada. Esta cena ha sido mucho más que una despedida: ha sido un capítulo más en su historia compartida.