La Playa de Palma ha sido escenario de un suceso que nos deja pensando en la seguridad de nuestros turistas. Un joven argelino, con solo 18 años, fue detenido no una, sino dosp veces en menos de un día por robar a visitantes desprevenidos. En la primera ocasión, mientras disfrutábamos del sol y la brisa marina, un operario de limpieza se dio cuenta de cómo este chico le arrebató una riñonera a una mujer. ¿Qué llevaba dentro? Un teléfono móvil valorado en unos 1.000 euros. Tras una breve persecución por las calles cercanas, los agentes lograron detenerlo y devolver las pertenencias a su legítima dueña.
La historia no termina aquí
Pero lo increíble es que ni siquiera había pasado un día cuando el mismo ladrón apareció nuevamente. Era la mañana del martes y la misma patrulla que había tenido el primer encuentro se topó con él saliendo de la playa con otro botín: un bolso que pertenecía a otra mujer. Al ser interceptado, decidió darse a la fuga como si fuera un personaje de película. Pero los policías no estaban dispuestos a dejarlo escapar tan fácilmente; comenzaron una persecución que terminó cuando el joven cayó al suelo al intentar saltar una valla.
En el bolso robado encontraron 80 euros, que rápidamente fueron devueltos a su dueña. Aunque parecía que este ladrón podría salir ileso nuevamente tras su arresto inicial, esta vez fue puesto a disposición judicial por delitos más graves: hurto y atentado contra la autoridad. Todo esto nos deja preguntándonos: ¿qué está pasando con nuestra seguridad? ¿Hasta cuándo tendremos que lidiar con situaciones así en nuestras playas?