La Champions League siempre nos sorprende, pero lo de ayer fue un auténtico espectáculo. En un partido de la primera ronda previa contra el KF Shkendija, Rory Holden, jugador del The New Saints, se vio envuelto en una situación que jamás hubiéramos imaginado. Con su camiseta manchada de sangre y sin tiempo que perder, tuvo que salir al campo con el número 18 escrito a boli en su espalda.
Un toque de improvisación
Era casi el descanso cuando ocurrió. Holden había sido fundamental en el partido anterior, anotando un gol en la victoria del equipo galés contra el Astana. Pero esta vez las circunstancias eran distintas; el árbitro, Rob Hennessy, no tenía más opción que pedirle que se retirara para cambiarse. Sin embargo, los utilleros del TNS tuvieron que actuar rápidamente y decidieron recurrir a una solución creativa: un simple boli BIC para marcar su dorsal.
Afortunadamente, este episodio tan peculiar no duró mucho. Apenas empezó la segunda mitad y ya estaba de vuelta al campo con su camiseta correcta. La imagen era insólita pero también reflejaba la esencia del fútbol: nunca sabemos qué esperar.
The New Saints sigue haciendo historia como uno de los pocos equipos galeses que ha llegado a la fase de grupos en competiciones europeas y cada partido trae consigo anécdotas dignas de recordar.